Las últimas reservas de leña se consumían rápidamente en la chimenea, y el frío se hacía cada vez más acuciante. Entonces, el padre del pequeño empezó a mirarlo con ojos brillosos...
- Pinocho, acércate hijo mío, ¿quieres una piruleta?... - le dijo, recordando que el seguro que le hizo el hada madrina cubría robo e incendio -
- Pinocho, acércate hijo mío, ¿quieres una piruleta?... - le dijo, recordando que el seguro que le hizo el hada madrina cubría robo e incendio -
No hay comentarios:
Publicar un comentario